ANÍBAL TROILO, “PICHUCO”
Aníbal Carmelo Troilo “Pichuco” nació el 11 de julio de 1914,
en la casa situada en la calle Cabrera 2937, entre Anchorena y Laprida, en el
porteño barrio del Abasto.
Fue su madre doña Felisa Bagnoli (natural de Agnone, provincia de Isernia, región
de Molise, Italia) y su padre don Aníbal Troilo (hijo de Quirino y Concepción,
originario de Archi, provincia de Chieti, región de los Abruzos, Italia),
quienes contrajeran matrimonio en la iglesia de Balvanera (ciudad de Buenos Aires)
el 11 de noviembre de 1909.
Tenía un año de edad cuando murió una hermana; fue entonces que su madre quiso dejar esa casa y entonces se mudaron a una cuadra de allí. Fueron a vivir a Soler 3280, entre Gallo y Agüero; una casa de planta baja declarada Sitio de Interés Histórico de la Ciudad de Buenos Aires en el año 2007; hoy entre dos edificios de propiedad horizontal, con varios pisos, en la que las placas emplazadas en el frente, al lado de la puerta de entrada, así lo recuerdan.
Fue su padre quien lo apodara “Pichuco”, que también era el de uno de sus mejores amigos. Podría ser una deformación del napolitano “picciuso” que significa "llorón".
Cuando contaba 8 años de edad, “Pichuco” perdió a su padre. La vocación por la música comenzó en sus tiempos de la escuela primaria. Ya adulto, Troilo comentó “el fueye me atraía tanto como una pelota de fútbol. La vieja se hizo rogar un poco, pero al final me dio el gusto y tuve mi primer bandoneón: diez pesos por mes en catorce cuotas y desde entonces nunca me separé de él”.
Siendo niño Troilo escuchaba tocar el bandoneón en los bares de su barrio. A los 10 años pudo convencer a su madre para que le comprara su primer instrumento.
Ella lo compró a 140 pesos (de mediados de los años ’20), a pagar en 14 cuotas de 10 pesos; pero luego de la cuarta cuota el vendedor desapareció y no volvió a reclamar el saldo. Este fuelle (pronun. fueye) acompañó a “Pichuco” durante casi toda su vida.
Cursó hasta el tercer año secundario en la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini.
Corría el año 1926, tenía 12 años, cuando tocó en público, por primera vez, en un espectáculo benéfico del Petit Colón, cine teatro situado en Córdoba y Laprida, del barrio del Abasto; el dueño del cine lo invitó a integrar la orquesta estable del mismo.
En 1930 se unió al sexteto Vardaro-Pugliese, que se presentaba en el cine Metropol, de la calle Lavalle 869, entre Suipacha y Esmeralda (en cuyo terreno se inauguraría en 1967 el cine Atlas Lavalle). Integraban el grupo Osvaldo Pugliese (piano), Alfredo Gobbi y Elvino Vardaro (violines), Miguel Jurado y Aníbal Troilo (bandoneones) y Luis Adesso (contrabajo). En 1931, con la salida de Jurado, entró como bandoneonista Ciriaco Ortiz (Ángel Ciriaco Ortiz Barrionuevo).
En 1932 Julio De Caro formó su gran orquesta típica, cuyo debut se produjo en el cine Astor, de la Avda. Corrientes 746, entre Esmeralda y Maipú (reconvertido en el teatro Astros, a partir de 1972). La integraban Pedro Laurenz, Armando y Alejandro Blasco, Aníbal Troilo y Calixto Sallago (bandoneones); Francisco De Caro y José Maria Rizzuti (pianos); Vicente Tagliacozzo, Julio De Caro, Samuel Reznik, José Niessov y Sammy Friedenthal (violines); Vicente y José Sciarreta (contrabajos) y Antonio Rodríguez Lesende (cantante).
El año siguiente, Troilo llegó al cine, en la película “Los tres berretines”, formando un trío con José Maria Rizzutti (piano) y Vicente Tagliacozzo (violín). “Los Tres berretines” fue una producción de Estudios Lumiton, la primera productora de cine creada en la Argentina en 1931, con sede en la localidad bonaerense de Munro (Vicente López). Dirigida por el médico y precursor de la radiodifusión argentina y universal Enrique Telémaco Susini, protagonizada por Luis Arata, Luis Sandrini y Luisa Vehil, se estrenó en el porteño cine Astor el 19 de mayo de 1933; siendo la segunda película sonora del cine argentino (la primera fue “¡Tango!”, estrenada la semana anterior) y la primera con guion centrado en una historia relacionada con los principales "berretines" (pasatiempos o aficiones) de los porteños de la época: el fútbol, el tango y el cine.
En la primera formación de la Orquesta Típica de Aníbal Troilo participaron Orlando Goñi, Reinaldo Nichele, Enrique ‘Kicho’ Díaz, Roberto Gianitelli, Juan Miguel ‘Toto’ Rodríguez, Stilman, Sapochnik, Fasio y el cantor Francisco Fiorentino (entre otros), debutando en la boîte Marabú, el 1 de julio de 1937. Una orquesta de “punta en blanco”, como quería Pichuco.
“Todo el mundo al Marabú, la boîte de más alto rango, donde Pichuco y su orquesta, harán bailar buenos tangos” decía el eslogan de entonces anunciando a la orquesta que se presentaba en el escenario del subsuelo del edificio de estilo italiano de la calle Maipú 359, entre Corrientes y Sarmiento.
En 1938 comenzó la relación vincular de Pichuco con Zita (Ida Dudui Kalacci), nacida en Esmirna (Izmir),
Turquía, el 27 de agosto de 1913, (C.I. y pasaporte 1983251 P.F.A.); aunque la comunidad y la
cultura griega eran las predominantes en Esmirna que, además, fue ocupada por Grecia
al finalizar la primera guerra mundial, retomándola Turquía tras la guerra
greco-turca en 1922; siendo en éste tiempo que Zita llegara a la Argentina, a los 6 años de edad, junto con su abuela
Zafira y tres hermanas. Pichuco y Zita contrajeron matrimonio civil en Buenos Aires, el 3 de agosto de 1971; ciudad en la que ella falleciera el 1 de julio de 1997.
Pichuco era un porteño muy apegado a Buenos Aires, su vida y su cultura. Si bien no era muy afecto a viajar al exterior, fue titular del pasaporte y C.I. 1287176 P.F.A.)
En agosto de 1951 vivía en Soler 3280, a pocos metros de la intersección con Gallo (Buenos Aires), aunque para algunos trámites utilizaba el domicilio de SADAIC (Lavalle 1549). En esos días programó un viaje rápido a Brasil, volando a São Paulo desde Ezeiza en el Boeing 377 Stratocruiser, N 1034V, de la
Panagra, arribando el 3 de septiembre de ese año. Estuvo alojado en el Hotel Senador. Retornando a Buenos Aires pocos días
más tarde.
Contemporáneamente Zita vivía en Rivadavia 3701, esquina a Bulnes, de la capital argentina.
En Brasil Troilo había comprometido su retorno a la capital paulista para hacer varias presentaciones.
Así fue. Arribo nuevamente a São Paulo en el Canadair C-4 Argonaut G-ALHE “Argo”, de la BOAC, el 2 de noviembre de 1951; en esta oportunidad lo hizo acompañado por su compañera de vida, Zita Kalacci, alojándose en el paulistano Hotel Senador.
En esta ciudad realizó varias presentaciones, destacando la que hiciera en el Braz Politeama (Cine-theatro Braz-Polytheama), de la Av. Celso García, a sala llena y las que realizara en el auditorio de Radio Bandeirantes, con el auspicio de Vino Salton (de Irmãos Salton Ltda.). Un éxito. Troilo era considerado en Brasil el nombre “mais notavel do cancionero portenho” con repercusión continental.
En ese tiempo su orquesta se integraba con los bandoneones de Domingo Mattio, Eduardo Marino, Fernando Tell y Alberto García; Carlos Figari en el piano; en los violines Juan Alzina, David Díaz, Nicolás Alberó y Reinaldo Nichele; Cayetano Giana en viola; Alfredo Citro en cello y Enrique Kicho Díaz en contrabajo; con las voces de Raúl Berón y Jorge Casal
En 1954 Troilo volvió nuevamente a São Paulo.
Trabajo sin interrupción con su propia orquesta (que tuvo distintas formaciones a lo largo de los años), haciendo presentaciones en vivo y grabaciones, hasta su muerte, en 1975.
Entre el año 1953 y mediados de los años ‘60, Troilo desarrolló actividad musical paralela: la de su orquesta y en dúo con el guitarrista Roberto Grela; dúo que posteriormente se convirtiera en el Cuarteto Troilo-Grela.
Hacia 1968, ya separado de Grela, formó su propio cuarteto.
También grabó dos temas (“El motivo” y “Volver”), en dúo de bandoneones junto a Ástor Piazzolla.
Troilo cerraba los ojos cuando tocaba. Nunca explicó el motivo, aunque en algunas ocasiones dijo que lo hacía porque se sentía dentro de sí mismo.
Para el poeta y letrista Julián Centeya (Amleto Enrique Vergiati, Borgo Val di Taro, Parma, Italia, 16 oct 1910-Buenos Aires, 26 jul 1974), fue “El Bandoneón Mayor de Buenos Aires”.
Elegante en la vestimenta, era afecto a los juegos de azar y al turf. En el fútbol, era hincha de River Plate.Para Troilo, músico nato, también eran de su gusto el jazz y el flamenco.
Como compositor, Troilo produjo un gran número de tangos. Entre ellos:
“Toda mi vida” (1941)
“María” (1945)
“Sur” (1948)
“Che, bandoneón” (1950)
“Responso” (1951). Este tango fue dedicado a su mejor amigo, el poeta Homero Manzi. Tras la muerte de Manzi el 3 de mayo de 1951, una noche interrumpió un juego de baccarat y se aisló en una habitación para componer en un rato esta obra, un lamento que está catalogado como uno de los tangos más brillantes de todas las épocas. Lo grabó pero luego se negaba a tocarlo. Llegó a hacerlo, a pedido del público, pero se sabe que sufría cuando lo hacía.
“La última curda” (1956)
“Una canción” (1971)
“Tu penúltimo tango” (1975)
Durante varios años Pichuco y Zita vivieron en un departamento de Paraná al 400, cerca de la esquina con Avda. Corrientes. Edmundo Rivero contaba una anécdota en la que recordaba que una noche de verano, en los años ’40, se reunió con Pichuco en ese departamento, situado en un segundo o tercer piso. Abrieron las ventanas para ensayar y se quedaron hasta ya entrada la madrugada. Cuando terminaron escucharon aplausos desde la vereda. Era la gente que salía de los cabarets y otros que iban a trabajar muy temprano, que se habían detenido frente al edificio a escucharlos.
En la última etapa de su vida Troilo vivió en el edificio de Paraná 838, entre Córdoba y Paraguay y era habitué del viejo bar y bodegón "Del Carmen", en la esquina de Paraná a Paraguay; desarrollado a partir de los años ’50 por los hermanos asturianos Pedro, Pepe y Faustino Fernández, quienes compraran el local que desde principios del siglo XX fuera almacén y despacho de bebidas. Para Troilo, era el bar de la esquina de su casa, en el que acostumbrada a sentarse en la tercera mesa, al lado de la vidriera que da a la calle Paraguay. Allí solía tomar un whisky, acompañado con queso cheddar. Allí también, inspirado, escribió algunos de sus tangos. En las paredes del bar siempre se pudieron ver fotos e imágenes que recuerdan al gran músico porteño.
Los músicos que estuvieran cerca de él elogiaron cada aspecto de su persona. Su talento fue sorprendente, por lo precoz y la grandeza de su aporte al género. Los entendidos, afirman que su grandeza radica en que su pasión era tal, que eso mismo lo elevaba.
Troilo fue un músico extraordinario, talentoso para la composición. Tuvo en su orquesta al innovador del tango, Ástor Piazzolla (quien joven aún integró su orquesta entre 1939 y 1944), distinguiéndolo como su arreglador; recordaba a Piazolla y a una de sus expresiones de la época: “La gente quiere bailar, no perdamos el baile, porque si perdemos la milonga, sonamos”.
Entre otros grandes cantantes que integraron las formaciones de Troilo estuvieron Edmundo Rivero, Roberto Goyeneche y Elba Berón.
Pichuco murió el 18 de mayo de 1975 en el Hospital Italiano de Buenos Aires, a causa de un derrame cerebral y reiterados paros cardíacos.
En realidad, el deceso se certificó pasada la medianoche, ya en el día 19 y así se registró formalmente (partida de defunción 557, tomo 2P, año 1975).
Por iniciativa del poeta Horacio Ferrer y de Francisco Torné, nieto de Zita Troilo, esposa de Aníbal Troilo, el Congreso de la Nación Argentina declaró el 11 de julio, fecha de su nacimiento, Día Nacional del Bandoneón. La ley 26035 fue sancionada el 18 de mayo y promulgada el 16 de junio de 2005 (Boletín Oficial de 17 de junio de 2005).
AUDIO:
“Malena”, tango con letra de Homero Manzi y música de Lucio Demare. Interpreta la orquesta de Aníbal Troilo, con el vocalista Francisco Fiorentino. Grabado para el sello RCA VICTOR Argentina (registro 39570-A), en Buenos Aires (1942) en soporte shellac (pasta) de 10”, a 78 rpm. En la cara opuesta se grabó el tango “No le digas que la quiero”, con letra de Alberto Vacarezza y música de Enrique Delfino (registro 39570-B).
Se puede escuchar cliqueando sobre la siguiente imagen:
VIDEO:
“Quejas de bandoneón”
“Ésta es mi Argentina”, película musical argentina filmada en Eastmancolor dirigida por Leo Fleider, con libro de Cátulo Castillo, se estrenó el 2 de mayo de 1974.
En ella, Aníbal Troilo ¨Pichuco¨ y su orquesta interpretan el tango de Juan de Dios Filiberto “Quejas de bandoneón”, que se puede ver y escuchar al pie de este apartado.
“Quejas de bandoneón” es un tango instrumental compuesto por Juan de Dios Filiberto en 1918. En su momento, Filiberto no encontró interesados en publicarlo, pudiendo hacerlo por su cuenta recién en 1920.
Fue grabado por distintas orquestas, recibiendo el impulso mayor a partir de 1944 cuando lo incorporara a su repertorio Aníbal Troilo, con arreglo de Astor Piazzolla.
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