BEBEL, JUGADOR DEL DEPORTIVO DA CORUÑA ASESINADO POR VERDUGOS FASCISTAS

Bebel García García nació en Ribadeo (Lugo), justo en el límite con Asturias, en 1914, siendo hijo de José García Iglesias (de Ribadeo-Lugo) y de Concha García Álvarez (de Castropol, Asturias), padres de otros siete hermanos.

Llegaron a A Coruña pues su padre, ferviente socialista, había sido desterrado a 150 kilómetros de la villa limítrofe de Ribadeo a causa de sus ideas. De los ocho hermanos, sólo uno, José (‘Pepín’), el primogénito, fue bautizado. Otros recibieron nombres relacionados con la izquierda y el socialismo: Bebel (por el fundador de la socialdemocracia alemana); Jaurés; France; Voltaire; Conchita; Bélgica y Berthelot.

José García Iglesias se instaló en la casa de la rúa San Roque nº 24 y montó una pequeña fábrica y comercio de distribución y venta de lejía (blanqueador y desinfectante que en América recibe la denominación de lavandina, cloro o bleach) en el que colaboraban sus descendientes y de lo que producía vivía la familia. De ésta actividad laboral surgió el apodo que se le diera a sus hijos y destaca en la historia del socialismo local; nombre que en 2002 recogiera el Ayuntamiento coruñés, dedicándoles una calle: Rúa Irmáns da Lejía / Calle Hermanos de la Lejía, que dista unos 500 metros de la Torre de Hércules hacia la ensenada de San Amaro.

La ideología socialista del padre se hizo eco en los hijos, sobre todo en cuatro de ellos: el primogénito José, Bebel, Jaurés y France, convencidos militantes de las Juventudes Socialistas de La Coruña, ciudad gallega en la que Bebel se incorporaría a las Juventudes Socialistas Unificadas.

Los hermanos practicaban deportes. José ‘Pepín’ destacaba en atletismo y también hacía ciclismo; France practicaba boxeo. Bebel se inclinó por el fútbol, que siempre le gustó, jugando desde pequeño con los rapaces del barrio en el Campo da Leña, zona de A Coruña entre los barrios de Cidade Vella y A Pescaría. Hacían las pelotas con las vejigas de los cerdos que conseguían en el matadero.

Así, a raíz de su inclinación por el fútbol, entró en el Depor (Deportivo da Coruña), donde jugó cuatro temporadas, todas en segunda división. Buen futbolista, se lo vio en el Riazor donde como en la vida, pateaba con la izquierda. Solía jugar de extremo. No era mal delantero, a pesar de su baja estatura.

Hubiera querido poder jugar en primera, pero no tuvo suerte. Siempre fue suplente. En la temporada 1933-34 jugó veinte partidos y marcó diez goles; fue su mejor momento como futbolista. En las siguientes temporadas tuvo escasa participación. Los entrenadores dijeron que tenía buenas condiciones para el fútbol, pero que su cabeza estaba en otra parte… y era cierto, dadas las circunstancias que se vivían entonces.

En el periódico “El Compostelano” del 28 de marzo de 1935 se informa que “Manifestó el gobernador civil que por investigaciones de la Benemérita (NdR Guardia Civil) se supo que en la mañana de ayer se habían reunido determinadas personas haciendo ejercicios de formación que entonaron cánticos subversivos y algunos de ellos vestidos con camisa roja;  las fuerzas de asalto detuvieron a cuarenta y dos individuos. Y como no estoy dispuesto a permitir mientras esté al frente de la provincia la menor siembra revolucionaria he acordado el pase a la cárcel con imposición de multa de 250 pesetas a los vestidos de rojo y que son Bebel García, France García, José Escull, Genaro Iglesias, Adollfo Miró, Francisco Santalla, Manuel López, Antonio Carballo, Antonio Vázquez, por considerarles incursos en actos contra el orden público definidos en los artículos segundo y tercero de la vigente ley de orden público; los demás no vestidos con camisas rojas serán sancion ados con arreglo a los antecedentes de cada uno de ellos”.

Tras el alzamiento que encabezara Francisco Franco contra la Segunda República Española iniciado en el norte de África el 18 de julio de 1936, el 20 de julio Bebel participó junto con sus hermanos France y Jaurés en la defensa del edificio del Gobierno Civil, que estaba siendo atacado por una batería militar instalada en O Parrote (zona de la actual Plaza de la Constitución, en la Ciudad Vieja). Poco pudieron hacer. Los militares alzados tenían mayor preparación y mejores armas. Las de ellos no eran más que las que Pepín, el hermano mayor, había "expropiado" en una armería de la calle San Andrés y mientras sus hermanos combatían en la zona de O Parrote, el resistía en las calles de A Coruña contra los sublevados.

Pepín pudo escapar embarcando en un pesquero. Sus tres hermanos comenzaron a huir dirigiéndose hacia Asturias. Nunca llegaron. El 25 de julio fueron detenidos y apresados por elementos de la guardia civil cerca de Guitiriz (Lugo).

Trasladados a A Coruña, tras una parodia de juicio militar sumarísimo en el que José María Salvador y Merino, presidente del Deportivo da Coruña (1935-1941) asesoró a la milicia, Bebel (que tenía 22 años) y France (24) fueron ejecutados el día 29 en Punta Herminia, a unos 800 mts. caminando hacia el este de la Torre de Hércules.

Jaurés, que era menor de edad, fue encarcelado y en 1937, en un cambio de cárcel, el cadáver del joven apareció en el Campo da Rata, a unos 700 mts. del lugar donde fueran ejecutados sus hermanos. Se dijo que había intentado “escapar” del coche que trasladaba a los presos.

El fusilamiento de Bebel pasó a la historia.

 

 

Eduardo Galeano lo recuerda así:

“ÚLTIMA VOLUNTAD

La Coruña, verano de 1936: Bebel García muere fusilado.

Bebel es zurdo para jugar y para pensar.

En el estadio, se pone la camiseta del Depor. A la salida del estadio, se pone la camiseta de la Juventud Socialista.

Once días después del cuartelazo de Franco, cuando acaba de cumplir veintidós años, enfrenta el pelotón de fusilamiento:

—Un momento —manda.

Y los soldados, gallegos como él, futboleros como él, obedecen.

Entonces Bebel se desabrocha la bragueta, lentamente, botón tras botón, y de cara al pelotón echa una larga meada. Después, se abrocha la bragueta:

—Ahora sí.

Eduardo Galeano “Espejos, una historia casi universal”, Editorial Siglo XXI de España-Madrid, febrero de 2008, pag. 268. Impreso en Gráficas Varona, Salamanca. ISBN: 978-84-323-1314-1

Fue el último acto de rebeldía de Bebel García.


PEPÍN GARCÍA

Su hermano José (Pepín de la Lejía) que lograra huir en un pesquero, pudo incorporarse a las fuerzas de defensa de la República. En julio de 1937 participó en la batalla de Brunete, serie de operaciones de guerra que se desarrollaran alrededor de ésta población de la actual comunidad de Madrid, situada a unos 28 kms. al oeste de la Puerta del Sol, durante las acciones de defensa de la ciudad capital de España. En la lucha Pepín perdió una pierna.

Posteriormente, fue capitán gobernador republicano en Cataluña y ante la inminente caída de la República, ya en 1939, a último momento escapó a Francia en un camión junto con su mujer Pilar Pomes Manresa y sus dos hijas, Pilar y Concha. Su hija mayor, Pilar, fue herida por una esquirla de bomba durante la huida; la herida se infectó y murió al cruzar la frontera caminando, porque no había otro modo. Pepín iba con muletas y cada vez que bombardeaban intensamente, las muletas se desencajaban y su esposa tenía que recoger los trozos y volver a armarlas para poder seguir caminando.

En Francia vivieron hacinados en un antiguo taller de bomberos habilitado como campo de refugiados, hasta que la gente del SERE (Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles), junto con algunas personalidades sudamericanas organizaran un viaje de refugiados a Chile.

En la realización de este viaje participó activamente su promotor, el poeta chileno Pablo Neruda, quien fuera cónsul de su país en Madrid, contando con el pleno apoyo y auspicio del presidente chileno Pedro Aguirre Cerda, quien lo nombrara cónsul especial de emigración española en Francia. Además, colaboraron con él sus amigos escritores y artistas y su propia esposa, la artista plástica argentina Delia del Carril.

Así se contrató con la Compagnie France-Navigation al ‘Winnipeg’, un viejo carguero francés que habitualmente cubría el derrotero entre Marsella y puertos de África, que fuera adaptado para acomodar a los refugiados españoles que en él hicieron la travesía con destino a Sudamérica. Sus bodegas fueron transformadas para equiparlas con más de 2000 literas, en seis pisos.

El fascismo trató de presionar al Gobierno chileno para que impidiera el viaje, pero la indignación y la angustia de Neruda se oyeron telefónicamente (con las dificultades propias de la época), a través del océano y la distancia, en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, que se solidarizó con el poeta.

El barco zarpó la noche del 4 de agosto de 1939 desde el pequeño puerto de Trompeloup-Pauillac, a unos 50 kilómetros de Burdeos, sobre el estuario de la Gironda con 2201 refugiados españoles. Entre los españoles que marchaban al exilio estaban Pepín García García, su esposa Pilar Pomes Manresa y su hija Concha García Pomes.

En la travesía nacieron dos niños: el 6 de agosto a la altura del Cabo Finisterre, nacía Agnes América Winnipeg Alonso Bollada, hija de Eloy Alonso Merino y de Piedad Bollada Incera. El sábado 26 de agosto, cuando ya había pasado por el canal de Panamá y navegaba proa al sur por aguas del Océano Pacífico, frente a la República del Ecuador, vino al mundo Andrés Martí Castell Torelló, hijo de Eugenio Castell Belles e Isabel Torelló Rivas.

No todo fue alegría de vidas nuevas. Poco después, en navegación, se produjo la muerte de un niño de tres meses de edad, que en su corta existencia había sufrido las penurias de los campos de concentración de republicanos, en Francia, quedando su cuerpito en el mar frente a las costas peruanas.

En la madrugada del 3 de septiembre de 1939 el “Winnipeg” ingresaba a la bahía de Valparaíso, luciendo a babor un gran retrato del presidente Pedro Abelino Aguirre Cerda pintado sobre el fondo de una bandera chilena. Las sirenas de los barcos surtos en el puerto chileno le dieron la bienvenida. Lentamente, la nave se desplazó hacia el muelle Prat, de Valparaíso, donde les esperaba la multitudinaria recepción de obreros chilenos, residentes españoles, representantes del Comité de Ayuda a los Refugiados, el alcalde de la ciudad, Pedro Pacheco y dirigentes de organizaciones obreras.

Se iniciaba una nueva etapa de vida para todos, que en el caso de Pepín García García y su familia seguiría en la República Argentina, entre 1939 y 1977; retornando a Galicia, falleciendo en A Coruña, el 25 de enero de 1996.

© Enrique F. Widmann Miguel-IberInfo / Buenos Aires

 

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