14 DE JUNIO DE 1935: FIN DE LAS ACCIONES BÉLICAS DE LA GUERRA DEL CHACO

ANTECEDENTES

La guerra del Chaco se desarrolló entre 1932 y 1935, con Bolivia y Paraguay como contendientes, siendo el objetivo el control del Chaco Boreal; tierra árida, con escasa población, pero con el importante valor estratégico y geopolítico del río Paraguay, en su límite oriental, que abre las puertas hacia el Océano Atlántico al hacer posible ingresar al río Paraná –tras su desembocadura en éste (entre las provincias argentinas del Chaco y Corrientes y el extremo sudoeste del territorio oriental del Paraguay, prosiguiendo desde allí la navegación por aguas argentinas, hasta alcanzar el Río de la Plata, al noreste de la ciudad de Buenos Aires, saliendo al mar por éste último. Una vía fluvial de considerable importancia para los dos únicos países sin costas marinas en América del Sur; un tema siempre vigente en Bolivia, que perdiera el acceso al océano Pacífico en la guerra que se conoce con el nombre de ese océano, en la que se enfrentara con Chile, en 1879.



 También se habían descubierto yacimientos de petróleo en la precordillera andina, que se prolongarían en el subsuelo chaqueño; la Standard Oil ya lo extraía al pie de la sierra, pero había fracasado en su intento por sacar ese petróleo boliviano a través de un oleoducto que cruzando el territorio argentino, lo llevara hasta la refinería que una de sus subsidiarias tenía sobre el río Paraná, siendo entonces la única alternativa atravesar con un oleoducto el Chaco Boreal hacia el río Paraguay, cuanto más al sur, mejor.

Esta guerra fue la más dura y cruenta librada en el continente americano en el siglo XX, con un enorme despliegue de material bélico, incomparable con otras acciones bélicas continentales en el siglo pasado, ni siquiera con la guerra de Malvinas. A lo largo de tres años, 250.000 soldados bolivianos y 150.000 paraguayos lucharon en los montes y cañadones chaqueños.

El conflicto detonó cuando el 25 de abril de 1932, un avión boliviano descubrió por casualidad la Laguna Pitiantuta, situada en un área fronteriza indefinida desde la caída de la administración española. El 15 de junio de ese año Bolivia, con el fin de aprovechar las reservas de agua de la laguna, desplazó fuerzas militares al lugar, que la rodearon y tomaron el Fortín Carlos López, del Ejército Paraguayo.

Un mes después, el 16 de julio, una columna paraguaya recuperó el Fortín, prácticamente sin resistencia; acción que Bolivia consideró como “casus belli” y en menos de 72 horas del suceso desde los balcones del paceño Palacio Quemado, el presidente Daniel Salamanca Urey arengó al pueblo, instándolo a alzarse en armas contra Paraguay.

Paraguay optó por evitar quedar como país agresor ante la comunidad internacional; tomando la iniciativa el Ejército Boliviano, que con 6.000 efectivos cruzó ilegalmente la frontera del Chaco Boreal, ocupando el 27 de julio el Fortín Corrales, el 28 el Fortín Toledo, el 31 el Fortín Boquerón y el 7 de agosto el Fortín Carayá.

Ante ello, el 21 de agosto de 1931 Paraguay rompió relaciones diplomáticas con Bolivia, comenzado formalmente la Guerra del Chaco.

 

 

BOLIVIA

En Bolivia, tanto el Gobierno de Daniel Salamanca como el Estado Mayor que integraban los generales Filiberto Osorio, José Leonardo Lanza, Enrique Peñaranda y el alemán Hans Kundt, centraron la estrategia partiendo de la base de que tanto la población como las fuerzas armadas bolivianas superaban por tres a uno a las de Paraguay, la invasión del Chaco Boreal no sería difícil.

Pero se pasó por alto la pésima situación del Ejército Boliviano. El cuadro de oficiales estaba integrado por militares elegidos a dedo desde el poder político, prácticamente sin aptitud para dirigir operaciones a gran escala.

La tropa estaba en peor situación. Mayoritariamente integrada con reclutas indígenas quechuas, aymaras y criollos blancos, además de individuos de distintas tribus del Altiplano, que hablaban lenguas diferentes, sin experiencia ni conocimientos bélicos y, además, sin aptitud para subsistir fuera de su espacio natural.

Desde el punto de vista táctico, los mandos confiaban en cargas frontales del siglo pasado. El armamento era en su mayoría anticuado, proveniente de los excedentes europeos de la Primera Guerra Mundial. Además, la logística era otra difícil misión, debido a las características del terreno, con su dura orografía de matorrales propios del Chaco, escasas carreteras y vías ferroviarias, por el que los bolivianos solo pudieron movilizar un reducido número de camiones y una reserva de agua para 5.000 hombres; cifra insignificante para el abastecimiento de los 30.000 que se movilizaran en el principio. En el curso de la guerra, Bolivia llegó a desplegar 250.000 soldados.

 

 

PARAGUAY

La situación del Paraguay era distinta, aunque tampoco la mejor.


Encabezando el Gobierno estaba el presidente Eusebio Ayala, con el general José Félix Estigarribia al frente del Ejército.

La tarea conjunta tuvo con objetivo defenderse de la agresión boliviana, buscando la forma de compensar la inferioridad numérica con el aprovechamiento de la orografía del terreno, desarrollando un extenso frente de trincheras desde la frontera con el Brasil hasta la Argentina, asegurando sobre todo las costas del río Paraguay, para evitar el abastecimiento de agua por parte del enemigo.

El Ejército Paraguayo, además, tenía un competente cuadro de oficiales formado en academias militares del exterior, contando con asesores de origen francés. La tropa se integraba exclusivamente de criollos blancos y guaraníes, que se comunicaban en castellano, con buena coordinación. Paraguay llegó a movilizar 120.000 hombres.

 

 

TRAS LA RUPTURA DE RELACIONES

Al comenzar formalmente la Guerra del Chaco, el Ejército Boliviano ya había invadido grandes sectores del Chaco Boreal y prosiguió el avance hacia el interior prácticamente sin oposición.

El 6 de septiembre de 1932, las fuerzas bolivianas se apoderaron del Fuerte Rojas Silva. El día 8, aviones bolivianos atacaron y causaron un importante número de bajas y daños considerables a una columna paraguaya.

Pese a ello, el Ejército Paraguayo, mantuvo aseguradas las principales vías de comunicación y metódicamente, poco a poco, movilizó recursos desde la retaguardia para reforzar el frente. Fue cuando el general José Félix Estigarribia consideró que ya se podía organizar el contraataque para recuperar el estratégico Fuerte Boquerón.

 

 

BOQUERÓN

Las acciones de Boquerón comenzaron el 9 de septiembre de 1932. Ese día las fuerzas del Ejército Paraguayo rodearon y comenzaron el asedio a la guarnición boliviana del Fuerte Boquerón, empujándola a concentrarse con el refugio de sus muros. Durante dos días resistieron los bolivianos, bajo bombardeos de artillería y sucesivos asaltos, que fueron mitigados solo por la acción del apoyo aéreo y la escasez de agua de las fuerzas paraguayas.

En durísimas condiciones, los bolivianos resistieron heroicamente el asedio; pero tras tres semanas de hostigamiento continuo paraguayo, las municiones y los alimentos se agotaron. Además, con numerosos heridos y enfermos, se hizo imposible seguir luchando y, finalmente, el 29 de septiembre de 1932 la guarnición boliviana se rindió; habiendo sufrido 1.500 bajas entre muertos y prisioneros.

 

 

FORTÍN NANAWA

Tras retomar Boquerón, las fuerzas paraguayas contraatacaron en todo el frente del Chaco. El 8 de octubre ocuparon los Fuertes Ramírez y Castillo; el día 11, el Fortín Lara; el 12, Fortín Yujra; el 23, Fuerte Acre, haciendo numerosos prisioneros.

Siguiendo el avance, el 25, retomaron el Fortín Rojas Silva; el 26, el Fortín Alihuatá y el 30 el Fortín Fernández.

Ya en noviembre, los bolivianos –con el frente roto en varios sectores- aceleraron la retirada, que se convirtió prácticamente en desbandada, con cerca de 4.000 soldados huyendo como podían, desordenadamente, a través del monte de matorrales y zarzas.

Fue en estos días cuando tuvo lugar el primer combate aéreo de la guerra y también de la Historia de América Latina, entre un caza boliviano Vickers 143 y un Potez 25 paraguayo.

Hay dos versiones:

La boliviana dice que el hecho ocurrió el 4 de diciembre de 1932, siendo vencedor el piloto boliviano Rafael Pabón, quien derribara el Potez 25 paraguayo.

Según la versión paraguaya, el combate aéreo tuvo lugar el 28 de septiembre del ’32, cuando el Potez 25 paraguayo se enfrentó a un Vickers Vespa boliviano, resultando herido el piloto paraguayo, teniente Emilio Rocholl quien, no obstante, pudo regresar a la base con su avión.

La Fuerza Aérea boliviana realizó varias incursiones contra de la base paraguaya en Puerto Casado; acciones que motivaron la fuerte reacción por parte del Gobierno argentino, ya que muchos de sus nacionales vivían y trabajaban en Puerto Casado, administrando además el ferrocarril que desde allí entraba al Chaco.

 

 

OFENSIVA

Terminando el año 1932, el Ejército Paraguayo detuvo precautoriamente su ofensiva, apenas a unos 7 kilómetros del Fuerte Saavedra, sospechando que al haberse alargado sus líneas, el Ejército Boliviano trataría de emboscarles. La posición del general José Félix Estigarribia no estaba muy alejada de la realidad, porque el general alemán Hans Kundt -que recién acababa de tomar el mando del Ejército Boliviano- estaba planificando el contraataque sobre el Fortín Nanawa, para principios de 1933.

El 20 de enero de 1933, 6.000 efectivos bolivianos, con apoyo aéreo de 10 aviones, iniciaron la ofensiva contra el Fortín Nanawa, rodeado de alambradas y defendido por 2.500 hombres del Ejército Paraguayo al mando del coronel Luis Irrazábal Barboza.

El ataque frontal boliviano fue rechazado en todos los asaltos que se intentaran, con considerable número de bajas. Además, las fuerzas bolivianas se quedaron sin caballos de carga, tras haberlos matado ellos mismos para evitar que consumieran el agua disponible, que escaseaba.

El Fortín ocupado por las tropas paraguayas, mientras tanto, seguía recibiendo suministros que desde el aire, lanzaban las tripulaciones de sus aviones. Incluso algunos aparatos llegaron a tomar tierra dentro del terreno defendido y controlado por el Ejército Paraguayo.

El 30 de enero de 1933 el Ejército Boliviano levantó el cerco al Fortín Nanawa, comenzado a replegarse, derrotado, tras un desastre militar con 2.500 bajas entre muertos y heridos. Paraguay, por su parte, tuvo 248 bajas: 108 muertos y 140 heridos.

 

 

SEGUNDA OFENSIVA BOLIVIANA SOBRE NANAWA

La ofensiva de Kundt que llevaba seis meses desde que comenzara en diciembre de 1932, había debilitado seriamente al Ejército boliviano, con escasos resultados militares positivos.

El objetivo era obtener y mostrar una gran victoria, y para ello volvió a concentrar sus esfuerzos en el área de Nanawa, desplegando unos 20.000 hombres provistos de tanques, lanzallamas, artillería pesada y abundante aviación, con los que el 4 de julio de 1933 lanzó un fuerte ataque, la Segunda Batalla de Nanawa, en el Chaco Boreal.

Fue la segunda tentativa para tomar el estratégico fortín Nanawa por parte del general alemán al servicio de Bolivia Hans Anton Wilhelm Friedrich Kundt (nac. en Neustrelitz, Mecklemburgo, norte de Alemania, el 28 de febrero de 1869; fall. en Lugano, Suiza, el 30 de agosto de 1939).

En éste ataque el ejército boliviano llevó a cabo el ataque frontal más importante de la Guerra del Chaco, utilizando masivamente todos los recursos disponibles: artillería, aviación, tanques, morteros y lanzallamas.

En el primer ataque, las fuerzas bolivianas llegaron a quebrar las líneas de las avanzadas paraguayas, ocupando dos reductos (uno de los cuales fue recuperado antes de terminar el día con un furioso asalto a la bayoneta por parte de los soldados paraguayos).

El Ejército Boliviano prosiguió con sus acciones de ataque en los días siguientes con gran despliegue de fuerzas y equipo. La línea de fuego se extendió hacia Gondra; allí, el 11 de julio, se produjo el contraataque por los paraguayos; quienes el día siguiente cortaron el camino de retaguardia, haciendo prisioneros y tomando la intendencia boliviana.

El mismo 12, los bolivianos desarrollaron llevaron el último ataque contra Nanawa, que fue rechazado como los anteriores, con enormes pérdidas para los atacantes y tras ello cesaron las acciones que no se volvieron a repetir durante todo el resto del mes de julio.

Las informaciones sobre bajas son imprecisas. No hay pleno acuerdo. El historiador boliviano Querejazú Calvo las calcula en más de 2.000 soldados bolivianos (muertos, heridos y prisioneros). El coronel Fernández estima que los paraguayos tuvieron 189 muertos y unos 447 heridos.

Téngase en cuenta lo que implica un ataque frontal contra posiciones fortificadas.

Kundt tuvo que detener la ofensiva para tratar de recuperar fuerzas.

Estigarribia pasó a la ofensiva, siendo el Ejército Paraguayo el que retomara lentamente la iniciativa, al principio con operaciones de alcance limitado (Gondra, Campo Grande), siguiendo luego con las de gran alcance (Alihuatá-Campo Vía).

El Fortín Nanawa se encuentra situado al sur de la Ruta 5, al oeste de Pozo Colorado, Departamento Presidente Hayes (Chaco Occidental-Paraguay), a unos 340 kms. al noroeste de Asunción y a unos 90 kms. al noreste de Posta Cambio a Zalazar (provincia de Formosa-Argentina).

Con la caída en poder de los paraguayos de El Carmen y el abandono boliviano del fortín Ballivián, a los que se sumaron las acciones de Yrendagué y Picuiba, se inició la batalla de Villa Montes. El ejército paraguayo encerró al boliviano en las estribaciones andinas, desde donde este, ya en su elemento y más cerca de sus bases, se lanzó a una ofensiva que puso en peligro la situación paraguaya. La firma en Buenos Aires del protocolo de paz fue más que oportuna y puso fin al reguero de pólvora, sangre y sufrimiento de los dos países en discordia.

El 11 de mayo de 1935 quedó constituido en Buenos Aires el grupo mediador, integrado con el canciller argentino Carlos Saavedra Lamas y representantes diplomáticos de Chile, Brasil, Perú, Uruguay y Estados Unidos. El mismo día, el grupo en pleno invitó a los cancilleres de las repúblicas del Paraguay y de Bolivia a trasladarse a Buenos Aires. El día 13 aceptó la invitación Paraguay y el día 16 lo hizo Bolivia, que tenía como nuevo Ministro de Estado Relaciones Exteriores y Culto a Tomás Manuel Elío, tras haber sido aceptada, por decreto el Poder Ejecutivo de 5 de abril la renuncia de su antecesor David Alvéstegui. Elìo sería quien encabezara la delegación  boliviana a la Conferencia de Paz.

La caída del fortín Ingavi (en un cruce de caminos que conducían a varios poblados bolivianos) fue vital para el cumplimiento del propósito paraguayo. La retención de ese punto estuvo a cargo de las fuerzas al mando del teniente coronel José María Cazal del Ejército Paraguayo. La noticia de haber quedado fuera de combate la VI División boliviana, en la que estaban puestas las esperanzas de ese país, influyó para la concertación del armisticio, que fue firmado en la noche del 8 de junio de 1935 y que llevó a la firma del protocolo de paz.


El 12 de junio de 1935, se firmó solemnemente el protocolo por el cual se convenía el cese definitivo de las hostilidades, se adoptaban medidas de seguridad encaminadas a evitar la reanudación de la guerra y se ratificaba el reconocimiento por los beligerantes de la declaración del 3 de agosto de 1932 sobre adquisiciones territoriales.

La Conferencia de la Paz debía ser convocada por presidente de la Nación Argentina, con los fines siguientes:

1°, ratificar solemnemente el Convenio;

2°, resolver las cuestiones prácticas que surgieran en la ejecución de las medidas de seguridad;

3°, promover la resolución de los diferendos entre Paraguay y Bolivia por acuerdo directo entre las partes; siendo entendido que esos países, caso de no alcanzar éxito las negociaciones directas, asumirían la misión de resolver los diferendos del Chaco por medio del arbitraje de derecho, designando desde entonces como árbitro a la Corte Permanente de Justicia Internacional de la Haya. La Conferencia de la Paz pondría término a las negociaciones directas cuando en su concepto hubiese llegado el momento de declarar que mediante ella no era posible lograr el arreglo definitivo; llegado este paso se pasará a la concertación, por las partes, del compromiso arbitral, no pudiendo la Conferencia de la Paz clausurar sus funciones en tanto que ese compromiso arbitral no quedara definitivamente concertado;

4°, promover oportunamente el canje y repatriación de prisioneros, de acuerdo con el Derecho de Gentes;

5°, establecer un régimen de tránsito, comercio y navegación que contemplare la situación geográfica de las partes;

6°, promover facilidades y convenios destinados a impulsar el desarrollo de los países beligerantes.

El cese de fuego que puso fin en los hechos a la Guerra del Chaco, entró en vigor a las 12 horas del 14 de junio de 1935. Terminaba así la guerra que se extendiera a lo largo de tres años.

En junio de 1936 el ministro de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación Argentina, doctor Carlos Saavedra Lamas, fue distinguido con el Premio Nobel de la Paz. La entrega se materializó el 6 de junio de 1937, en su hogar de Quintana y Callao en el porteño barrio de la Recoleta, sin ceremonia oficial, ya que el presidente Agustín P. Justo estaba disgustado por el otorgamiento de la distinción a Saavedra Lamas, alegando que había sido él (Justo) quien  impartiera las instrucciones de mediar en la guerra.

Además de su participación en la mediación y en la Conferencia de Paz, Saavedra Lamas fue inspirador del Tratado antibélico de no agresión y de conciliación (que se conoce como Pacto Saavedra Lamas), suscrito en Río de Janeiro (Brasil), el 10 de octubre de 1933, que se convirtiera en un instrumento jurídico internacional. Fue el primer argentino y latinoamericano en recibir el premio Nobel.

 

HIJO DE HOMBRE”: EL AGUA, LA SED Y LA GUERRA DEL CHACO

“Hijo de hombre” es una coproducción de Argentina Sono Film y Suevia Films (España), cuya dirección estuvo a cargo de Lucas Demare; protagonizada por Francisco Rabal, Olga Zubarry y Carlos Estrada.

El guión, realizado sobre el libro de Raúl Roa Bastos, se ambienta en la Guerra del Chaco (Bolivia-Paraguay), con las primeras acciones a mediados de 1932 y el cese de fuego, que puso fin a las hostilidades, que entrara en vigor a las 12 horas del 14 de junio de 1935.

La película se estrenó el 27 de abril de 1961.

Para verla, cliquear sobre la siguiente imagen:


© Enrique F. Widmann-Miguel / IberInfo-Buenos Aires

 

 

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